miércoles, 30 de mayo de 2012

Segundo Premio del Certamen. Primer ciclo ESO


UNA PIRÁMIDE, UNA CHICA Y UNA MOMIA
Ana Isabel Ramos Rodríguez
2º de ESO

Hola, me llamo Estefanía. Vivo en Egipto con mi tío, que es arqueólogo. Gracias a él ya he aprendido tres idiomas. Me encanta entrar con él dentro de las pirámides cerradas desde hace millones de años, con todos los secretos y misterios que hay dentro.

Hace un mes encontré una pirámide que no aparecía en el mapa. La encontré detrás de una duna de arena. Parecía que la habían puesto allí a propósito, escondiéndola de las personas. Se lo conté a mi tío, y no vio ningún problema en echar un vistazo dentro.

Normalmente siempre había un ladrillo un poco salido o una perqueña palanca escondida para poder abrirla. Se me daba genial encontrarlas, pero esta se me resistía. Opté por desenterrar un poco en la arena, una vez pude encontrar una palanca así. Así era, debajo de la arena encontré una pequeña caja marrón. La abrí y ví la llave que me llevaría a entrar dentro de todos esos recuerdos quedados en el olvido.
                                                                     Ilustración de Eric Joel, 3º de ESO
La llave crujió al meterla en la ranura. La puerta se abrió como por arte de magia. Todo hecho de piedra, tan bonito como en todas. Ví unas escaleras llenas de telarañas. Ví a mi tío que se quedó quieto en la puerta.
-¿Qué pasa?
-Entra tú sola, ya eres mayorcita- Sería la primera vez que entrase sola. Estaba asustada.
-¿De verdad?
-Sí.- Le sonreí y seguí sin mirar más atrás.
Encendí la linterna, no tenía muchas pilas, no importa, seguro que llevaría algunas en la mochila.
Las escaleras parecían estables, así que las bajé sin ninguna preocupación. Cuando las bajé enteras había dos pasillos ¿hacia dónde seguir? Alumbré por los dos lados con mi linterna. No se veía nada que pudiese decir por dónde seguir. Mi tío lo hubiese sabido, ¡qué pena que no esté aquí!

Opté por el de la izquierda ya que parecía que era más ancho y sería el acertado. Todas las paredes estaban llenas de jerogĺíficos, pintados con pintura. Me llamó realmente la atención un escarabajo que resaltaba de la pared, pintado de colores plata y oro. Me acerqué y lo rocé con la punta de mis dedos. Lo intenté quitar de la pared ya que podría ser la llave para poder entrar a la capilla de los muertos. Observé bien el escarabajo. Desde dentro salía una pequeña luz roja, ¿para qué serviría? Seguí hacia el frente.
A partir de un cierto punto todos los pasillos estaban llenos de espejos, todos a la misma distancia unos de los otros, y al final de la habitación un muro con un agujero muy pequeño.
Recordé ver en un documental que los arquitectos de Egipto utilizaban los espejos para reflejar una luz que haría mover un soporte que abriría puertas.
Ahora todo encajaba. Reflejé el láser que tenía el escarabajo en el primer espejo. Esto hizo que se reflejara en todos los espejos y que se moviera el soporte que abrió

¡¡¡LA PUERTA DE LA MOMIA!!!

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