sábado, 11 de diciembre de 2010

Declaración de Derechos del libro




Artículo 1

Los libros, todos los libros, tienen derecho a existir.

Artículo 2

Los libros son iguales entre ellos, sin distinción de su origen, fortuna, nacimiento, opinión o editor.

Artículo 3

Todo libro tiene derecho a la vida, a su comercialización, a la suerte de ser expuesto al lector y ofrecer a su autor la posibilidad de ser escuchado y remunerado con justicia.

Artículo 4

Todos son iguales ante la ley que los somete a igualdad de precio en cualquier sitio donde sean expuestos.

Artículo 5

Todos tienen derecho a que en todos sitios se reconozca su personalidad, la personalidad del autor y del editor.

Artículo 6

El libro, obra de imaginación como de investigación, se dirige a la imaginación como a las necesidades del ser humano. Así que no debe ser tratado en su comercialización como un producto simplemente de consumo.

Artículo 7

El libro es y será garante de nuestras libertades. No puede en ningún caso ser sometido a aversión sea por el planteamiento de sus ideas como por su misión fundamental de promover el libre intercambio de las culturas, las mentalidades y los saberes.

Artículo 8

El libro, portavoz del espíritu, de la ciencia, de placeres, registro del saber, así como obra de creación, debe ser tratado como un bien indispensable para la cultura, la promoción social y espiritual, la información, y no puede ser tratado como un vulgar objeto de provecho.

Traducción del blog "NOSOLOLIBROS" de "Déclaration des Droits du Livre" vía Bibliofrance.org.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Discurso de Vargas LLosa


Bella apología de la Lectura, la Escritura y la Literatura...

Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d'Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.
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