"Amaba el libro, pero el libro espontáneamente elegido. Ella entendía que el vicio o la virtud de leer dependían del primer libro. Aquel que llegaba a interesarse por un libro se convertía inevitablemente en esclavo de la lectura. Un libro te remitía a otro libro, un autor a otro autor, porque, en contra de lo que solía decirse, los libros nunca te resolvían problemas sino que te los creaban, de modo que la curiosidad del lector siempre quedaba insatisfecha. Y, al apelar a otros títulos, iniciabas una cadena que ya no podía concluir sino con la muerte. Sentía avidez por la letra impresa. y me la contagió . Fue ella la que me aproximó a los libros, a ciertos libros y a ciertos autores. En realidad, me abrió las puertas del mundo".
Señora de rojo sobre fondo gris, Miguel Delibes
¡Qué bello alegato a favor de la lectura libre y espontánea, la curiosidad inevitable y la insatisfacción permanente que provocan los libros!
Acabo de leer este emotivo libro (una de esas tareas pendientes de hace tiempo), y he encontrado bellos párrafos sobre el amor, la belleza y la dignidad humanas ante la enfermedad.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminary gracias, porque ya tengo una lectura pendiente y me encanta tener objetivos en el punto de mira.
no sé porqué, es algo extraño, no he leído más a Delibes habiendo admirado siempre esa sencillez suya al expresar tan fácilmente lo que solemos hacer complejo sin serlo.
quizás me ha echado atrás algún título en los antaños en que lo leí. pero recuerdo haber amado La hoja roja
Pues yo no he leído nada de Delibes, así que seguramente leeré este que al parecer te ha gustado mucho. ¡Cuánto libro esperándome y tan poco tiempo para acortar esa espera!
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