Solo él puede
"Tenía restos de lágrimas en las mejillas. Ya empezaban otra vez. ¿Por qué se casaron si discutían todo el rato? En mis 15 años de vida, nunca los había visto realmente... ¿Felices? Sí, eso es, felices. Se pasaban las horas en silencio, uno a cada lado del sillón. Pero hoy, habían roto los esquemas. Habían roto el silencio que los separaba y el hueco del sofá vacío, para unirse en algo que hacían de maravilla: discutir y amenazar con separarse.
Sentada en mi cama, con mi lámpara de mesa encendida, parpadeaba rápidamente intentando que mis lágrimas no brotaran de mis ojos. Pero, ¿de qué iba a servir? Las lágrimas iban a desaparecer de mis ojos, pero no de mi corazón.
Las fantásticas notas de ‘All you need is love’ empezaron a sonar y en la pantalla del móvil apareció su nombre. Niall. Limpié las lágrimas de mi rostro con la manga de la camiseta y respondí.
—Hola, Niall —saludé, intentando sonar lo más normal posible.
—A ver, ¿qué ha pasado? —preguntó, con aspecto de saber lo que ocurría. Bueno, por algo era mi mejor amigo—. ¿Otra vez están...?
—Sí —dije, cortante—. Pero da igual. Ya estoy acostumbrada.
Hubo un largo silencio hasta que habló.
—No te preocupes, todo irá bien. No llores más, princesa —dijo, riendo.
—Seguiré tu consejo —sonreí y corté la llamada.
Él era el único que me comprendía.
Y el único en hacerme sonreír de esta forma.
África Gómez Alcaraz y 3º ESO A
Se oía gritar a un niño y cuando miré
hacia atrás me lo encontré. Me acerqué a él y sin preguntarle qué le pasaba él se me presenta. Se llama
Luis y estudia en el mismo centro que yo, en el curso 4 ESO B... eso
me dijo. Los dos caminamos juntos en dirección al instituto,
mientras manteníamos una bonita conversación. Cuando llegamos,
nos despedimos y cada uno se dirigió a su clase correspondiente.
Toca el timbre indicando la salida y me dirijo a casa. De repente
suena una hermosa melodía, y yo intento buscar su procedencia
mirando hacia todos los lados. ¡Era él!
La bella melodía procedía de sus
finos labios... estaba silbando. Era abril, se notaba por la
variedad de flores bonitas y el canto de los pájaros. Siempre al
salir del instituto íbamos a un campo a jugar y a coger mariposas.
Allí, me hizo un retrato de mi silueta en mi cuaderno de lengua una
tarde soleada cuando descansábamos en el campo, sin preocupación de
que nuestros padres nos regañaran por la tardanza. Era increíble lo
bien que dibujaba y lo feliz que me hacía sentir. Todos los días
íbamos y volvíamos del instituto juntos, éramos inseparables.
Un
día al salir,estaba lloviendo y compartimos mi
paraguas. Esta vez no fuimos por el mismo camino de siempre, porque habría barro en el campo.
Pasando por un escaparate me paro y empiezo a contemplar un vestido
rojo. Cuando miro en el cristal el reflejo, no veo a Luis...¡pero si
estaba a mi lado!. Le miro con una expresión de pánico y vuelvo a
mirar en el cristal y cuando giro la cabeza hacia él, ya no está.
Se ha sentido ofendido pensé. Me sentí extraña y empecé a correr
descontrolada sin saber qué hacer. Agotada y sin fuerzas paro y
reflexiono. Voy al instituto y pregunto si en el curso 4 ESO B hay un
niño llamado Luis, ellos me responden que no. Vuelvo a casa y abro mi
cuaderno de lengua pasando todas las páginas. ¡Imposible!
El dibujo ya no estaba. Pensé y pensé y volví a reflexionar hasta que me pregunté. ¿Existió Luis
de verdad? Necesitaba una explicación... Si de verdad no existió,
¿Por qué motivo pude percibir sus sentimientos?
Lloré... fue lo único que pude hacer
mientras recordaba todo aquello que pude percibir, en alguien que hoy
no está, o que nunca estuvo, Luis.
Kaouthar Khamlichi 3ºD