SEGUNDO CICLO SEGUNDO PREMIO
“CHARLOTTE”
Beatriz Estévez Salmerón
4º ESO B
4º ESO B
Charlotte era una chica adolescente de 16 años como
cualquier otra; tenía una vida excelente, disponía de casi todos los recursos
que quería. Tenía unos padres comprensibles, una casa bonita …. Pero cada día
se cerraba en sus pensamientos y no paraba de repetirse que su vida era
“perfecta”, pero no como ella quisiera sino como todo el mundo deseaba que ella
fuese. Es decir, la típica chica educada, brillante y de buenos modales que
nunca había roto un plato. Esto hacía de
su vida una monotonía continua. Sus padres se dieron cuenta de que a
Charlotte le preocupaba algo, parecía agitada. Tras reflexionar esto, los
padres de Charlotte decidieron llevarla esa misma noche a un lugar en las
afueras para que se despejara.
Cayó la noche, todos se subieron al coche y comenzaron el
trayecto. Charlotte se encontraba en el asiento trasero con los auriculares a
toda voz. En un instante vio que un destello de luz se aproximaba a toda
velocidad hacia ellos.¿Qué había ocurrido? No lo sabía. A partir de ese
instante se vio sumida en la oscuridad. Caminaba sin rumbo, pero era extraño,
no paraba de andar. De repente, todo comenzó a tomar forma, Charlotte no daba
crédito a lo que veía, todo allí era gris. Cada movimiento que realizaba iba
seguido de su eco, todo lo abarcaba su campo de visión eran muros grises de
piedra, dispuestos en forma de laberinto. Pensaba que no había
vida hasta que vio una sombra que parecía provenir de uno de los muros.
Se dirigió hacia allí y … no daba crédito a lo que veía, era una niña de unos 7
años; su aspecto era putrefacto, ella no paraba de mirarla con sus grandes ojos
negros y vacíos. Charlotte se armó de valor y le preguntó: ¿Dónde me
encuentro?. La niña sin dejar de mirarla, le respondió: -Este lugar hace siglos
que no tiene nombre, pero si quieres salir de aquí, debes encontrar el cuerpo
de tu madre en dos horas.
Charlotte al oír esto se quedó atónita, presa del pánico
empezó a correr en busca de su madre sumergiéndose en el extraño laberinto.
Corría sin rumbo pero su sentido le decía que iba por buen camino. De cada dos
muros, uno estaba encantado, es decir, algunos se desplazaban impidiéndole el
paso o le planteaban alguna prueba; las superó todas… hasta que uno no
conseguía superarlo y sin saber qué hacer miró a su alrededor en busca de
respuestas.
A sus pies descubrió una trampilla, la abrió y encontró a su
madre muy asustada. De repente, todo se volvió a ver sumido en la oscuridad y
sin explicarse cómo, despertó en el
hospital junto a su madre, su padre las observaba sin poder contener su
llanto. Le explicaron que habían tenido un accidente y habían estado las dos al
borde de la muerte. Gracias a aquella extraña “misión” en ese raro país habían
conseguido salir vivas del coma.
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