Hablaba en un tiempo atrapado en un desierto de grafías extrañas que la palabra escrita se filtró de entre los espacios nasales y creó el deseo. Anaqueles de arena sostenidos por la memoria repetida a través de endecasílabos alejandrinos y heces de tinta. No olvides que un grano de arena es un punto y seguido en un oasis de metamorfosis y pasados en duelo permanente con un libro rescatado del dolor. Y me preguntaron qué libro es el mejor para mí. Respondí que es el libro que está por hacer. Camina ahora por el filo de un lomo bellamente grabado en tintas de colores. Marcapáginas como marcapasos de ternura hacia algún sitio por descubrir. Bienvenido viajero a la lectura que ya leíste en un tiempo ya liberado. Rafael.
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