miércoles, 19 de mayo de 2010

Amar la literatura

¡Qué maduras son estas chicas! No se hacen una idea del nivel de "orgullo y satisfacción" que producen en sus profes. Sus deseos de saber, sus miradas de pequeñas sabias, aventuran tantos proyectos por hacer e historias por vivir.



No tiene que ser sano, nos decimos muchas veces, esto de amar la literatura. Definitivamente se vive mucho mejor practicando algún deporte y dedicando tu tiempo libre a poca cosa más; sin contar la presión social de la que un aficionado al deporte está exento —saludable y divertido, todo en uno y esas cosas—, libran a su familia del disgusto de llegar un día y, sin más, soltarle que, mamá, necesito —es una necesidad más que un capricho— ir a la Feria del Libro de Sevilla. Y además marcas ese “necesito” con mucho énfasis y lo acompañas con una mirada persuasiva que llevas años perfilando para momentos como éste. Y claro, tu madre, que es un trozo de pan, se ve un día despidiéndote a las seis de la mañana de la Estación Intermodal de Almería, todavía preguntándose cómo habrá vuelto a caer en la trampa de la carita de cachorro desprotegido ante la intemperie.
Y ¿por qué Sevilla? ¿Por qué la Feria del Libro? Puedes pasar de página si te invade una desagradable náusea vital sólo con mencionar la palabra “libro”. No estamos aquí para convencerte de nada. Pero si te resulta atractiva la idea, diremos: Sevilla porque es una de las ferias más importantes de España, y la Feria del Libro porque es donde Arturo Pérez-Reverte se daría cita en una más que interesante tertulia junto con Rafael de Cózar y Juan Eslava Galán.
Acogía la ciudad esta feria entre el 6 y el 16 de mayo, y la cosa ―entre homenajes y firmas― bastante prometía. La Plaza Nueva se había plagado de tal número de lectores ávidos por adquirir las últimas novedades del mundillo que apenas conseguíamos abrirnos paso entre ellos. Algunos ―entre los cuales acabamos incluidas― a duras penas podían cargar con su peso en libros, pero allá que iban trotando de expositor en expositor. Allí estaban todos: la Casa del Libro, Planeta, el Corte Inglés, la Consejería de Educación y Anaya-Bruño, por citar algunos. Y, por supuesto, los otros protagonistas de la feria: los escritores. Por el recinto se pasearon grandes nombres propios entre los que se contaban a Eduardo Mendoza, Mario Vargas Llosa, Matilde Asensi y, por supuesto, Arturo.
El sábado 15 de mayo, en la carpa de la Feria, hacían cola a las puertas más de trescientas personas. Pudimos intercambiar opiniones con algunas y comprobamos que, ya bien por el tema de la reunión o por el éxito de los escritores, gente de todo tipo (amas de casa, señoras con sus nietos, jóvenes, poetas y escritores noveles) se había reunido allí, al igual que nosotras, para disfrutar de la actividad. Y es bonito, pensamos, que la literatura pueda unir de esta forma picoteando en tan diversos colectivos.
En cuanto a la tertulia, todo transcurrió entre un ambiente relajado e intelectual en el que, pasando por la Regenta, Ana Karenina y Madame Bovary, se habló de la mujer como personaje literario creado por autores masculinos. Se señalaron varios puntos muy acertados: desde entender a la mujer como el héroe actual, un soldado que debe pelear en un mundo de hombres, hasta, tal y como señaló Reverte acerca de sus propias obras, ser el Ulises de sus libros, la parte esencial en una acción en la que el hombre es, más bien, un mero comparsa. El punto culminante se produjo cuando Rafael de Cózar afirmó que la liberación de la mujer como personaje literario vino de la mano de los mismos que crearon a la femme fatale, los que la tachaban de interesadas y manipuladoras. Finalmente, hicieron una lista que reunía a los personajes femeninos más importantes de la historia: Electra, Medea, las mujeres de la casa de Bernarda Alba, doña Inés, la Celestina, Dulcinea. Incluso pudimos cruzar unas palabras con Reverte en las que comentamos que Antígona y Mariana Pineda, en nuestra opinión, eran también dignas de mención.
Tras una hora allí reunidos entre risas, comentarios ingeniosos y bastante complicidad, tuvo lugar la firma de libros de Juan Eslava y Pérez-Reverte. Nuevamente una cola inmensa que mereció la pena, puesto que conseguimos un par de ejemplares de El Asedio firmados. (Nota mental: Reverte, a pesar de su edad, es un señor más que apuesto y elegante).
Si tenemos la oportunidad, que nos esperen allí el año que viene, que repetimos.


Arantxa Castillo Marín, 1º Bach. B, y Gema Ramírez Rodríguez, 1º Bach. C.

1 comentario:

  1. La verdad es que da gusto leer que dos de nuestras alumnas se apasionan tanto por la literatura, como persona y como profesora me enorgullecéis y... ¡A ver si el año que viene vamos todos! Yo me apunto encantada.

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