MI PERRO NO ES UNA
MASCOTA, ES MI MEJOR AMIGO
El primer día que te vi tan frágil y
tan indefenso.
Pensé -¡Qué bien que lo hemos
adoptado!
Pero creo que me equivoqué, y fue él
quien nos adoptó a nosotros, porque desde entonces nos cuida, nos
protege y nos quiere, sin pedir nada a cambio, solo un poco de
atención, ya se encarga él de darnos todo el amor del mundo.
Es un perro pequeño, pero valiente,
inteligente y muy juguetón. Todavía recuerdo la primera vez que vio
el mar, estaba eufórico. ¡Parecía un niño pequeño, con un
juguete nuevo! Ladraba a las olas e intentaba bebérselas, ¡era tan
gracioso!, corría de allá para acá tan feliz y libre que nos
contagió a todos su alegría.
Cuando estoy triste él lo sabe, me
mira con esos ojitos vidriosos, suspira y se sienta a mi lado, y yo
agradezco tanto su compañía...
Creo que él me entiende mejor que
nadie, no hace falta que hable para demostrar que está triste, si yo
lo estoy. También sabe cuándo estoy enferma y no se separa de mí
ni un instante.
Mi perro es el mejor amigo que podré
tener nunca, sé que algún día él se irá de mi vida y me pondré
muy triste. Pero también sé que siempre, siempre, él va a estar en
un rincón de mi corazón, porque él me ha enseñado que se puede
querer sin dobleces, sin falsedad, parecido al amor que pueden darme
mis padres, un amor incondicional y puro.
Alba
María García Membrilla, 1º ESO C
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