Blog de animación a la lectura del "IES Turaniana" de Roquetas de Mar en Almería
miércoles, 25 de junio de 2014
martes, 24 de junio de 2014
Certamen Literario: Segundo Premio Segundo ciclo
ESOS RAROS ANIMALES
¿Y si algunos animales no vivieran como realmente nosotros los vemos y todo sea un producto de nuestra gran imaginación? ¿Los gatos?
Ese misterio que tienen esos ojos, el miedo que pueden dar algunos y la adorabilidad que pueden dar otros… Son como ángeles y demonios si nos paramos a pensarlo. Cada uno es un mundo, no hay dos exactamente iguales. Gatos callejeros y otros hasta con mansiones, negros o blancos, ariscos o mimosos…
¿Por qué algunos pueden tener más dinero que una ciudad entera? ¿Serán gatos con raros poderes que hacen manipular a sus dueños a su gusto? ¿O dueños un poco idos de la cabeza? Quizás los gatos sean como un ángel de la guarda; los callejeros, gatos sin dueños, apenados por tantas vidas que corren peligro. Los de las mansiones dioses, los cariñosos ángeles y los ariscos demonios. Sus ronroneos dan calma y protección, como una ofrenda a sus dueños dando las gracias. Sus maullidos son peticiones a su Dios… pero este sigue dormido desde hace millones de años. ¿Se puede dormir tanto?
¿Te imaginas que todo lo que conocemos actualmente solo sea una de las muchas partículas que forman la corona del Dios gato? ¿Puede llegar el día en el que todos los gatos pueden desaparecer sin ninguna explicación? ¿Qué se estarían tramando?
Los perros son como policías de la vida física, que no quieren permitir el paso de los gatos a la vida espiritual.
Algunos se deciden por irse a casa de forma natural, otros suicidándose desde los altos balcones de sus dueños al no haber cumplido su misión de proteger y hacer a sus amos más felices, yendo así, al ir al infierno gatuno.
Todo esto puede ser pura verdad o solo puede ser un simple texto que tu imaginación está creando para no saber la verdad sobre estos animales. Tu mente a veces puede crear cosas inimaginables. Créeme.
Alvaro López Morales, 3º A
¿Y si algunos animales no vivieran como realmente nosotros los vemos y todo sea un producto de nuestra gran imaginación? ¿Los gatos?
Ese misterio que tienen esos ojos, el miedo que pueden dar algunos y la adorabilidad que pueden dar otros… Son como ángeles y demonios si nos paramos a pensarlo. Cada uno es un mundo, no hay dos exactamente iguales. Gatos callejeros y otros hasta con mansiones, negros o blancos, ariscos o mimosos…
¿Por qué algunos pueden tener más dinero que una ciudad entera? ¿Serán gatos con raros poderes que hacen manipular a sus dueños a su gusto? ¿O dueños un poco idos de la cabeza? Quizás los gatos sean como un ángel de la guarda; los callejeros, gatos sin dueños, apenados por tantas vidas que corren peligro. Los de las mansiones dioses, los cariñosos ángeles y los ariscos demonios. Sus ronroneos dan calma y protección, como una ofrenda a sus dueños dando las gracias. Sus maullidos son peticiones a su Dios… pero este sigue dormido desde hace millones de años. ¿Se puede dormir tanto?
¿Te imaginas que todo lo que conocemos actualmente solo sea una de las muchas partículas que forman la corona del Dios gato? ¿Puede llegar el día en el que todos los gatos pueden desaparecer sin ninguna explicación? ¿Qué se estarían tramando?
Los perros son como policías de la vida física, que no quieren permitir el paso de los gatos a la vida espiritual.
Algunos se deciden por irse a casa de forma natural, otros suicidándose desde los altos balcones de sus dueños al no haber cumplido su misión de proteger y hacer a sus amos más felices, yendo así, al ir al infierno gatuno.
Todo esto puede ser pura verdad o solo puede ser un simple texto que tu imaginación está creando para no saber la verdad sobre estos animales. Tu mente a veces puede crear cosas inimaginables. Créeme.
Alvaro López Morales, 3º A
Certamen Literario: Primer Premio Primer ciclo
Animal
sin rumbo
Vagando sin rumbo fijo,
Perdido en un sinfín de
desgracias,
Estaba aquel gato al cual
todo el mundo despreciaba.
¿Qué pudo hacer algo tan
inofensivo, al apenas haber nacido?
Todos lo rehuían,
¡Ay! Gato desdichado,
Las miradas apenas le
dirigían.
Entre tantas miradas de
desprecio,
Una pura y sin culpa,
Encontró cuando en su
mundo,
Todo sobre él recaía.
Aquella mirada era de un
niño
Cual nunca tuvo compañía
De un simple felino,
Que todo el mundo
desconocía.
Entre sollozos le sonreía,
A aquel felino jamás
querido,
Que allí acababa sus
días.
Aún sin haberle conocido
el niño,
Un entierro por amor le
hizo,
Sin olvidar aquel día
En el que se dio cuenta de
lo dura que era la vida.
Larisa
Belintan 2ºESO B
Certamen Literario: Segundo Premio Primer ciclo
MI PERRO NO ES UNA
MASCOTA, ES MI MEJOR AMIGO
El primer día que te vi tan frágil y
tan indefenso.
Pensé -¡Qué bien que lo hemos
adoptado!
Pero creo que me equivoqué, y fue él
quien nos adoptó a nosotros, porque desde entonces nos cuida, nos
protege y nos quiere, sin pedir nada a cambio, solo un poco de
atención, ya se encarga él de darnos todo el amor del mundo.
Es un perro pequeño, pero valiente,
inteligente y muy juguetón. Todavía recuerdo la primera vez que vio
el mar, estaba eufórico. ¡Parecía un niño pequeño, con un
juguete nuevo! Ladraba a las olas e intentaba bebérselas, ¡era tan
gracioso!, corría de allá para acá tan feliz y libre que nos
contagió a todos su alegría.
Cuando estoy triste él lo sabe, me
mira con esos ojitos vidriosos, suspira y se sienta a mi lado, y yo
agradezco tanto su compañía...
Creo que él me entiende mejor que
nadie, no hace falta que hable para demostrar que está triste, si yo
lo estoy. También sabe cuándo estoy enferma y no se separa de mí
ni un instante.
Mi perro es el mejor amigo que podré
tener nunca, sé que algún día él se irá de mi vida y me pondré
muy triste. Pero también sé que siempre, siempre, él va a estar en
un rincón de mi corazón, porque él me ha enseñado que se puede
querer sin dobleces, sin falsedad, parecido al amor que pueden darme
mis padres, un amor incondicional y puro.
Alba
María García Membrilla, 1º ESO C
Certamen Literario: Primer Premio Segundo Ciclo
SIN FINAL
Se escuchaba ruido, gente gritando, niños que pasaban por mi lado y vociferaban. Intenté abrir los ojos pero había tanta luz que tuve que volver a cerrarlos rápidamente. Varios minutos después, conseguí levantarme y ver las cosas que había a mi alrededor.
Estaba algo confundido ¿cómo era posible que yo estuviera en ese lugar y viera a la gente tan alta? ¿había menguado mi tamaño?
Recuerdo recordar que volví a mi casa pasadas las once y mi mujer se había cabreado conmigo por algo que vagamente recuerdo...cené, le di las buenas noches a mis hijos y me fui al incómodo y doloroso sofá para dormir. Eso es todo, eso es justamente todo lo que recuerdo de lo que hice el día anterior.
Yo era un hombre honrado y adinerado, me gustaba consentir a mi familia y aún así no sabía cómo conseguí llegar ahí.
Caminé durante un largo rato hasta conseguir localizar la calle en la que vivía. Durante el trayecto hubo varios grupos de chicos que querían apedrearme, gente adulta que protegían de mí a sus hijos y otras no tan adultas se dedicaron a darme patadas.
Por fin había llegado a mi casa, se había hecho de noche hacía como una hora. Intenté abrir la puerta pero no lo conseguía, hasta que vi un hombre que se acercaba silbando, con la corbata deshecha, el pelo despeinado y agitando sonoramente las llaves.
Suspiré aliviado. Aquel hombre podría ayudarme, pero conforme se acercaba a mi me daba cuenta de que esa figura me era familiar. Sí, muy familiar. Cuando lo tuve a unos pasos de distancia, me di cuenta de que ese hombre era yo. ¿Cómo era posible? ¿No era yo el que veía a la gente más alta?
Me di media vuelta para ver mi reflejo en la puerta cristalina. ¿Ese era yo? ¿ahora soy un perro? ¿un perro que no tiene dueño y vive deambulando por las calles?
-¡Eh! Fuera de mi portal, perro pulgoso -y ese "yo" me apartó con su pie.
Salí corriendo sin saber hacia qué dirección iba, hasta que me cansé y paré para descansar. Cerré los ojos, se escuchaba ruido, gente gritando, niños que pasaban a mi lado y vociferaban...
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Se escuchaba ruido, gente gritando, niños que pasaban por mi lado y vociferaban. Intenté abrir los ojos pero había tanta luz que tuve que volver a cerrarlos rápidamente. Varios minutos después, conseguí levantarme y ver las cosas que había a mi alrededor.
Estaba algo confundido ¿cómo era posible que yo estuviera en ese lugar y viera a la gente tan alta? ¿había menguado mi tamaño?
Recuerdo recordar que volví a mi casa pasadas las once y mi mujer se había cabreado conmigo por algo que vagamente recuerdo...cené, le di las buenas noches a mis hijos y me fui al incómodo y doloroso sofá para dormir. Eso es todo, eso es justamente todo lo que recuerdo de lo que hice el día anterior.
Yo era un hombre honrado y adinerado, me gustaba consentir a mi familia y aún así no sabía cómo conseguí llegar ahí.
Caminé durante un largo rato hasta conseguir localizar la calle en la que vivía. Durante el trayecto hubo varios grupos de chicos que querían apedrearme, gente adulta que protegían de mí a sus hijos y otras no tan adultas se dedicaron a darme patadas.
Por fin había llegado a mi casa, se había hecho de noche hacía como una hora. Intenté abrir la puerta pero no lo conseguía, hasta que vi un hombre que se acercaba silbando, con la corbata deshecha, el pelo despeinado y agitando sonoramente las llaves.
Suspiré aliviado. Aquel hombre podría ayudarme, pero conforme se acercaba a mi me daba cuenta de que esa figura me era familiar. Sí, muy familiar. Cuando lo tuve a unos pasos de distancia, me di cuenta de que ese hombre era yo. ¿Cómo era posible? ¿No era yo el que veía a la gente más alta?
Me di media vuelta para ver mi reflejo en la puerta cristalina. ¿Ese era yo? ¿ahora soy un perro? ¿un perro que no tiene dueño y vive deambulando por las calles?
-¡Eh! Fuera de mi portal, perro pulgoso -y ese "yo" me apartó con su pie.
Salí corriendo sin saber hacia qué dirección iba, hasta que me cansé y paré para descansar. Cerré los ojos, se escuchaba ruido, gente gritando, niños que pasaban a mi lado y vociferaban...
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Laila
Laabich Chennouf, 4º ESO
B
miércoles, 18 de junio de 2014
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