martes, 14 de junio de 2016

Boletín Junio 16


Segundo Premio Certamen Literario. Bachillerato







LNK
 
Guía para saber leer bien: Las palabras en color negro forman un poema y las palabras en color púrpura forman otro poema (el autor explica su opinión).

Tan feliz mi bella flor, tan hermosa como siempre
Con ausencia de poder
ojalá pudiera ver tu sonrisa eternamente.
no se consigue lo que quiere
Tan cerca y tan distantes en pétalos
aunque lo intente como nunca
pero nuestras raíces se acarician bajo tierra
el privilegio está en la mente.
y aun así sigues estando lejos.
Don Quijote un mentiroso
Odio cuando no te acaricia la luz del sol
y Dulcinea una ilusa
o cuando la tierra
pero Cervantes consiguió algo imposible en lo romántico.
está desierta
Amar y querer
y no puedes elaborar tu savia bruta...
son palabras diferentes
Bruta... Bruta es la gente que casi te pisa
y unidos están por un lazo transparente.
y hace que sufra,
En el terreno personal
tema por ti.
este tema es complicado
Ahora temo, no te haces a la idea de lo que temo...
para alguien que no cree
temo que ese clavel consiga tu atención.
en el amor y sus aliados.
Espero ansioso el día de nuestra primera polinización
¿''Amores imposibles''?
que la dichosa abeja realice bien su acción;
Ya existen barreras suficientes:
en términos humanos: hagamos el amor.
raza, maltrato, religión...
Humanos... tan románticos se creen
y otros iguales del montón.
y arrancan una flor
El fin de este medio
ponieno fin a su corta vida
es que el autor esté presente
vida que ignoran
explicando sus ideas
vida que aplastan
en el escrito ya leído.
vida que no viven;
La historia de las flores
espero que nunca tu vida sea corta o que te corten.
en comprensión no es complicada,
Querida flor, hoy te han intentado acariciar
la crítica al amor
y he dejado de expulsar oxígeno para los seres inútiles;
ya está realizada.
pero luego... luego tus espinas han hecho su función,
La flor enamorada
alejaron a esa pareja jóven que leía a Marwan;
solo veía el físico
Romeo recitó a Julieta: '' Mirar es una cosa.
(ahora es cuando entramos en el terreno crítico).
Que me mires tú es otro verbo diferente''
Hablar de ''amores imposibles''
y para rematar, Romeo tenía intención de aniquilarte,
era el objetivo,
pobre Romeo, tan ciego de amor
que suene divertido
que no vio tus armas.
era para destacar:
Querida Rosa:
ser diferente
Ya no puedo verte,
e intentar que sea ocurrente.
solo siento tus raíces
Por fin he de decir
y no es suficiente.
que no hay solo amor de parejas
Hoy te arrancaron de mí,
también existe el afecto entre la misma sangre:
vino una madre con tijeras feliz
los abuelos, los padres, las madres...
te cortó, ¿para qué?
Así que:
Para sorprender con una cena ''romántica''
Con ausencia de poder
al marido que la engaña
no se consigue lo que quiere
para mostrar amor prohibiendo otro amor.
aunque lo intente como nunca
Intenté gritar, pero me di cuenta que no hablo.
el privilegio está en la mente.
Intenté ir en tu búsqueda y me di cuenta que no ando.
...
Hoy me marchito a la vez que te has ido tú.



















Ganador Certamen Literario Bachillerato


El núcleo. Por I, the Witchfinder.
Ante el páramo baldío, bajo un cielo ennegrecido y lacerado, yacía la ciudadela. El sanctasanctórum de la vileza, monumento a la perversión, fue construido milenios ha, por mandato de, literalmente escrito en el códice de Nimnrhuum-Kath: “Un antiguo al que había que complacer”. Eones han pasado pero, como una antítesis a la moral, sigue en pie. Sus antiquísimos chapiteles negros hundiéndose en el cielo, sus milenarias estancias perdidas en el tiempo, sus sarcófagos de piedra, sellados por los mismos que esperan su hora para despertar del letargo que les fue impuesto…
Mi viaje parece terminar aquí”-Pensó el extraño que oteaba en el horizonte.
De alta talla, delgadísima constitución y espalda arqueada, iba ataviado con una armadura hecha jirones. Entre sus manos, una espada herrumbrada de punta rota. Su rostro estaba cubierto con una celada magullada sin visera (hace tiempo que se desprendió por un golpe casi mortal), asomaban unos ojos avellana cuyo brillo hace tiempo que se consumió. Un débil zumbido resonaba en su intranquila mente. Caminaba arrastrando levemente los pies, directo hacia la ciudadela. La fatiga de un largo viaje había hecho mella en él, pero no era tiempo de detenerse, sino de afianzar todo el coraje que aún ardía en su pecho y arremeter, debía de hacerlo… por ella. Puede que el viajero no pudiera recordar ya ni tan siquiera su propio nombre, pero sí que tenía muy claro el objetivo que lo había llevado hasta allí: su hija. Lo más preciado para él le había sido arrebatado; su luz se había extinguido. Jamás descansaría hasta que tuviese la certeza de que su hija se encontraba a salvo, su amor por ella lo empujaba a continuar hacia delante en aquel penoso viaje. Pero sabía que debía de estar en aquel nefasto lugar… Hecho que no podía sino perturbar la ya de por sí trastornada mente del viajero.
Frente las ciclópeas puertas, una miríada de abominables seres se agolpaba ante su umbral. Criaturas de mente hueca, tan azotados por la corrupción que no podían hacer nada, salvo retorcerse en una ominosa letanía, primitiva y desconocida, que reverberaba etéreamente, pero con un tono cacofónico. Cuando la muerte del cuerpo trae algo superior, y ese algo es negado, sólo queda un cascarón vacío. Padecer durante siglos, como ellos hacían, hasta que de la ciudadela resurgieran sus cadavéricos amos era su destino. Pisando cenizas, llegó a una plaza en la que había sembradas hierbas crepusculares, que hacían que el lugar resplandeciera con un brillo superfluo. Las criaturas, al ver llegar al invitado, le abrieron paso hasta la puerta, pues no tenían motivos para negar el paso a nadie; sus amos les habían enseñado a ser buenos anfitriones. Tiró la espada junto a la entrada, pues lo que allí habitaba, no había hierro que lo pudiera herir. Ascendió por una escalera de peldaños de piedra rotos, cuya capa de polvo se había convertido en el deleite de insectos que se propagaban por la humedad y calidez del lugar. Dándose cuenta de que no podría ver una vez hubiera avanzado, sacó una antorcha de su mochila y la prendió con un pedernal. Una llama firme se formó, y el viajero se internó aún más en la escalera.
Una sobrenatural oscuridad aceitosa imperaba, la luz de su antorcha se debatía debido al aire viciado de los pasillos, amenazaba con apagarse y dejarlo a oscuras. Leves susurros, gritos ahogados y el repiqueteo de tambores eran más que perceptibles, junto a un miasma malsano que hacía que permanecer allí resultara un desafío. En los pasillos, los bajorrelieves abundaban, contando la historia de los grandes señores de Kath, La Olvidada, la civilización extinta. Un dolor de cabeza se apoderó de él tras deambular durante lo que le pareció una eternidad, pero ya había llegado a su destino. La monolítica puerta estigia se alzaba ante él, tallada en oricalco. Se había mantenido inmaculada, ajena al paso del tiempo, a diferencia de las paredes contiguas; ni una mota de polvo había rozado la puerta. La empujó lentamente, era pesada, tras cruzar el umbral de la misma y pasar, fue invadido por una sensación extraña, al tiempo que el sonido del zumbido de su cabeza se elevaba. El aire era denso y tan helado que podía sentir su caricia, tan afilada como una cuchilla y quizás igual de letal.
Sentada en un conspicuo trono, hecho con las fauces de un gigante, se encontraba lo que quedaba de su hija. Piel marchita, contraída a huesos de cristal, apenas unos mechones de cabello plateado en su cabeza, inusualmente ovalada, manos retorcidas y deformes. Oscuridad nacida del abismo se materializaba y rezumaba por sus cuencas vacías. Apenas vestía un manto, que le caía sobre los hombros, y una tiara de ónice y obsidiana coronaba su frente. Una cohorte de ángeles descarnados levitaba levemente junto a ella. A pesar de su apariencia totalmente ajena a lo que una vez fuera una chiquilla de piel aceitunada y ojos verdes, era su hija, no cabía duda, algo se revolvía en su pecho cuando la miraba, era un sexto sentido que afloraba, que le gritaba –esa es mi niña- mientras caminaba, hasta caer de rodillas frente a ella.
Hija mía…-Dijo entre lágrimas- Hija mía, he venido para traerte de vuelta, para liberarte.
Padre, yo ya formo parte de este sitio, ¿no lo ves? Formo parte de este sitio tanto como cada ladrillo que lo forma, como el aire que lo llena, como cada criatura que lo puebla, padre usted debería irse; es más, no debería de haber venido nunca a buscarme. Dos siglos de búsqueda, ¿para qué? Márchate, aquí no tienes nada que hacer.
Es cierto, algo desconocido, una emoción primigenia, había hecho que el padre se levantara de su tumba y dejara atrás su mausoleo para traer paz al alma en pena de su hija. Había llegado demasiado tarde, el mal era ahora irreversible, había ahondado en ella demasiado. Estaba en el punto de no retorno, de no retorno a su antigua humanidad, ya sólo se podía hacer una cosa, pensó.
Mi pequeña, eres lo más preciado que puede existir para mí. Jamás te abandonaré para que padezcas sola, deja que te acompañe en tu viaje, recemos para despertar y que todo sea un sueño, un mal sueño.
Padre e hija se fundieron en un abrazo. En alguna cámara, perdida, olvidada, aún habitan. Dos cadáveres resecos, fundidos en un eterno abrazo, junto a los cadáveres de treinta y tres ángeles negros, cuyas alas se han transformado en piedra. Se escucha, a veces, su llanto, resonando en los detestables pasillos. Permanecerán abrazados, hasta que de sus huesos sólo quede polvo y se convierta en parte de la ciudadela.
José Luis Fernández Utrera, 2º Bachillerato

viernes, 10 de junio de 2016

Ganadora Certamen Literario Secundaria


“VALERIA”
La tarde languidecía, los últimos rayos de sol se despidieron tímidamente. David, mi ahijado, estaba sentado al lado de mi cama, y me miraba con tristeza, yo le devolví  la mirada y le sonreí levemente. Desde que enfermé ha estado conmigo todos los días, siempre ha habido una conexión especial entre los dos. Creo que un hijo no hubiera hecho más que lo que él estaba haciendo por mí.
-Juan, ¿por qué no te has casado nunca? Preguntó David.-
-Es una larga historia, le contesté.-
-¿Nunca te has enamorado?
-¡Claro que sí! Por eso mismo no me he casado, porque encontré el amor verdadero, el amor de mi vida.-
-Entonces, ¿Qué pasó? –preguntó David
-Creo que siempre la he  amado, desde que era un niño, admiraba su belleza, su bondad, su valentía… Ella era como un rayo de sol en una habitación oscura, como el oxígeno que se necesita para respirar. Tardé mucho en confesarle mi amor. Pasé mi adolescencia enamorado de ella, el verdadero amor es precioso, pero duele profundamente.
Un buen día me cansé y decidí decírselo, sabía que si me rechazaba me moriría de dolor
-Y ella, ¿Te rechazó, no? -preguntó David  con curiosidad
-¡Te equivocas! Valeria me miró a los ojos y sonriendo dulcemente, me contestó con un beso, el beso más sincero que me han dado nunca. Ella me amaba, y para mí era suficiente, no me importaba nada  más. Los años a su lado pasaron vertiginosamente, terminamos la universidad y decidimos vivir juntos.
Aquel fatídico día, empezamos la mudanza. Estábamos descargando unas cajas, cuando de  repente vimos como un crío pequeño cruzaba despistado la carretera. Ella, temiendo por su vida, corrió para apartarlo del peligro, pero un coche la arrolló, arrebatándole la vida. Corrí hacia ella, pero era demasiado tarde, mi dulce Valeria murió en mis brazos, su mirada  limpia y profunda se apagó poco a poco, yo la besaba compulsivamente y le decía como un loco: ¡No me dejes! ¡Quédate conmigo! Pero Valeria se fue como el humo de un cigarrillo, su luz se apagó y mi vida quedó cubierta de un manto oscuro y pesado. Desde entonces he contado cada segundo, cada minuto, cada hora, los días y los años para volver a encontrarme con ella….-
David cierra mis ojos y llora casi como un hijo llora a un padre, acabo de morir, pero mi vida ha comenzado en aquel preciso instante, cuando mi amada Valeria alarga su mano y me susurra: -Amor mío, ya nada volverá a separarnos, viviremos para siempre el amor que un día nos arrebató el destino.-

 Alba María García membrilla. 3 B

martes, 7 de junio de 2016

Participantes en la III Olimpiada Filosófica

Entrega de diplomas a los alumnos participantes este curso en la Olimpiada Filosófica Andaluza. Como recordaréis, entre ellos la AAFI seleccionó uno de los trabajos como finalista.
Aprovechamos el Acto Fin de curso del 3 de junio para hacer un reconocimiento público a su trabajo.

Ganadores V Certamen Literario

A continuación os informamos de los Ganadores del Certamen Literario de este curso. En su quinta edición hemos recibido relatos de gran calidad sobre el tema "Amores Imposibles". El jurado formado por una madre, dos alumnas y tres profesoras, ha valorado, desde el anonimato, los textos y ha fallado que los mejores han sido los presentados por los siguientes alumnos:

Primer Premio de Secundaria: Alba María García Membrilla

Primer Premio de Bachillerato: José Luis Fernández Utrera

Segundo Premio de Bachillerato: Laila Laabich Chennouf

En breve publicaremos sus textos en este mismo espacio.